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El mayor concejo de Asturias es también uno de los que posee una naturaleza más pródiga y virgen. Gran parte de su territorio constituye el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco y una de cuyas ‘joyas’ es un espacio natural emblemático de la naturaleza asturiana: el bosque de Muniellos. Pero las tierras canguesas no sólo son ricas en bosques de ensueño, son el ‘refugio’ perfecto para una especie única como el oso pardo cantábrico, que vive feliz y protegido en estas latitudes y que de vez en cuando se deja ver por una zona que, como en el caso de Xedré, es idónea para este tipo de avistamientos.
Cangas del Narcea fue, a lo largo de la historia, por su posición geográfica y la riqueza de su subsuelo, zona de paso de culturas, de comerciantes, de ganaderos… Tiene importantes reservas geológicas de carbón, y un microclima benévolo que desde la Edad Media ha posibilitado que los viñedos de alta montaña crezcan en sus escarpadas laderas. Hoy en día coexisten numerosas bodegas y hay un Museo del Vino en Santiso.
Asimismo, el Monasterio de Corias, antaño centro espiritual y docente de gran influencia, está convertido en la actualidad en un Parador Nacional de inigualable riqueza arquitectónica y patrimonial, muy cerca de la capital del concejo, que cuenta con un interesante casco histórico.
El Santuario de Nuestra Señora de L’Acebu, la cerámica negra de Ḷḷamas del Mouru, o el pueblo de Bisuyu donde nació Alejandro Casona completan el vasto panorama cultural del concejo.