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Agua y fuego, tierra húmeda y verde, los elementos de la naturaleza toman forma en Santa Eulalia de Oscos, de una manera prodigiosa y bellísima… Y por supuesto Santalla, la capital de este concejo, es un espacio para disfrutar sin tapujos de la naturaleza y la cultura autóctona, que sus habitantes respiran como un patrimonio para compartir, y del que se sienten orgullosos.
Santa Eulalia de Oscos es tierra de precursores, y eso es lo que fue el Marqués de Sargadelos, avanzado de la siderurgia y de la industria de la cerámica, y su personalidad y entorno social queda a la vista en su Museo Casa Natal. También es tierra de ingenios, sobretodo hidraúlicos, teniendo en cuenta el talento local y la riqueza hidrológica del territorio. Pues bien, estos ingenios se pueden ‘palpar’ in situ en el Conjunto Etnográfico de Mazonovo, donde el viajero cae en la cuenta de la capacidad de supervivencia e inventiva de las gentes del lugar, las mismas que son verdaderas especialistas en el manejo del telar o en el arte de las navajas, artilugios que componen gracias a su habilidad como ‘ferreiros’…y así se cierra el círculo del fuego y el agua…Agua como la de la cascada Seimeira, que forma parte de una ruta de gran belleza, lo mismo que la del Forcón de los ríos…y ambas nos aportan esa sensación de inmenso manantial de fuego, luz y color que es Santa Eulalia de Oscos, verdadero paraíso del hierro que nos recibe en su capital, Santalla, con una obra escultórica – un clavo de cuatro metros – que simboliza esta devoción al hierro, y a los oficios tradicionales, dado que en la actualidad la cuchillería, el barro, el azabache, el telar y la herrería son actividades que hacen de este concejo un verdadero laboratorio en vivo de la Asturias de antaño.